Este violín suena lleno de melancolía
después de un día agotador, después de vaciar todo mi corazón vagabundo de
calles.
Paseo con mis manos al aire con
pisadas colmadas por estas largas calles que con ellas vagabundos no dejan de
perder esa sinfonía de violines afinados que lloran raíces en estas calles céntricas
de Sevilla.
Mirando al frente sigue su afinación
con esperanza de que algún pasante se quede reflejado en el, en tan bella consonancia
de composición fina que transporta esta dura realidad de las calles que aún vacías
lloran violines.
Un instante de revolotear
palomas, blancas, marrones, de colores que posan cercanas sin ver peligro entre
ellas, tan solo por buscar una miga de pan y una preciosa sinfonía como la que
suena sin más.
Paseo con mis manos al aire, mis
pisadas son perdidas por aquellos presagios que rondan mi mente que trastornan
mi cuerpo y a viva mi corazón, gotas caen por mis dedos frente a un vagabundo
que en calles largas céntricas de Sevilla deja mojar mis ojos de emoción a
través de esas cuerdas y con su arco hacen sonar su corazón buscándose la vida
un día más…